Entre las ramas altas de los árboles, una estrella parecía



La habitación era pequeña, con aroma a desinfectante, me recordó a hospital y me sentí reconfortado…. Seguía sin saber muy bien que hacia allí…. en una mano aquella tediosa llave de la habitación y en la otra el asa de la maleta firmemente agarrada, recorri la habitación con la mirada hasta que sentí que ya la conocía, deje la maleta sobre aquella especie de silla, y ella se tumbó sobre aquella colcha….

-¿Y ahora qué? - dijo, con voz alegre.

Ella era de esas personas que calientan las sobras de la comida en el microondas a las cuatro de la mañana y se acomoda delante del televisor, sin saber realmente lo que esta viendo, sin ver realmente nada, una mujer de insomnio y soledades, de esas personas que hablan poco y dicen nada, con mirada dispersa, sin regusto, con tibiezas y tristezas…hacia falta mirarla poco para darte cuenta de que algo no cuadraba en la cartografía de sus entrañas, en cambio era un mujer de cuerpo precioso, parecía que la ropa era a medida, vestida de domingo incluso siendo lunes…aquellas horas anteriores debajo del neón susurrándola me dejaron aséptico en ese momento….

Levantó su cuerpo, extendió sus brazos, fingió acariciar la luna con la yema de sus dedos y balbuceo algo como “vamos a ello”…. alisó su vestido, abrió su maleta, saco un neceser y atravesó la puerta del baño…. la observé mientras caminaba, parecía; contenta, triste, alegre, afligida,…en realidad no parecía nada, no parecía nada en concreto, creo que fue por eso llamo mi atención desde el primer momento, por lo absolutamente olvidable que parecía y a la vez lo bonita que era….. Encendí un cigarrillo y me acomodé en la cama, le di dos caladas y de repente llegó, me reencontre con sus ojos huidizos y su soledad en parte me hacía sentirme reconfortado, comprendido, asilado…. su gesto hosco dio paso a una mueca de sonrisa tímida, acerco sus labios hacia mi….

…..deslice la cremallera de su vestido sobre su apretado cuerpo, solo la revestía piel impúdica…. Ella no decia nada… contenía su mirada baja, como si su pensamiento habitara en otro lugar, pero noté cómo tensaba sus músculos con la caricia de mi mano, sobre el sendero de su vientre sentí frío, levanté la vista y me reencontré con sus ojos, enormes, oscuros, preciosos, clavados en los míos… habitaba en silencio, no sonreía, no tenia rubor, ni anhelo, ni urgencia…

-¿Has hecho algo así antes? - le pregunté.

Ella me miro como que fuera hablar, se levanto, termino de desabrocharse el vestido, con cuidado lo dejo sobre aquella cómoda, ahora si estaba realmente preciosa, se volvió a mirarme:

-¿Quieres que lo hagamos en la cama, o prefieres algo diferente?

Todo me estaba pareciendo una tremenda estupidez, no sabía qué decir y ella no dejaba de mirarme. Me pregunté si sería puro hielo o intentaba comunicarse conmigo a través de esos ojos inexpresivos…. le tendí la mano y la rechazó, se sentó en la cama y esbozó otra mueca sonrisa breve….su pelo caía como cortina oscura sobre su rostro, silencios y miradas cargadas de mas silencios…

-Eres preciosa, ¿sabes? …bueno, seguro que te lo han dicho muchas veces, no soy muy original….le dije mientras me sentaba junto a ella.

La acaricie y volvió su mueca a sonreír, tenia los labios tirantes y se notaba que le costaba mantener su mueca, aun así, no eran una sonrisa fea…

-No - dijo de repente.

-¿No? - pregunté, mientras descorría la cortina de su cabello con mi mano. Parecía asustada, sus hombros encogidos, sus labios apretados, pero su expresión no era de miedo...

-Nunca me han dicho que soy guapa - contestó.

-¿Nunca? Insistí, mientras la acariciaba, me parecía imposible aquello, hacia falta mirarla poco para comprender que aquella mujer era sencillamente preciosa...pero ella termino esa conversación allí….

Tenía una voz lenta, me habría gustado escucharla hablar mas, pero parecía ser amiga intima del silencio…no la veía ni fría, ni caliente, ni segura ni insegura, pero con un simple gesto quedo expuesta y dispuesta, se tumbo y quedo vertida sobre aquel mar de sábanas, ofreciéndose como ninfa deseo, sirena cautivada vestida de mujer desnuda, absoluta excitante…

Sobre el mar, dando la espalda al mundo, sin decir nada, extendió sus brazos, abrió sus piernas, y yo obedecí sus órdenes precisas, silenciosas revestidas de deseo, guardaba silencio en el que se inhibía, y se mostro temblorosa, palpitante, y terriblemente sensual, sus lunas fueron manantial ardiente entre sus suspiros siempre susurrados y enmudecidos….

me vertí sobre ella como un mar revuelto, como ofrenda de alma y cuerpo, sometido a su entrega sin medida… anhelante roce su piel con mis manos, abrase mi deseo sobre su cuerpo…entre silencios incitaba a la lujuria, sus labios parecían súplica constante…

…la Sirena me cautivo durante horas….me sentí eterno, fugaz, distante, esclavo….aquel mar de sabanas parecía no tener fin, solo deseo y entrega y sometida…en un instante de repente me miro fijamente:

-Tengo que ir al baño. ¿Te importa? - dijo de pronto.

-No, por supuesto que no me importa - dije de repente, pero torpemente, casi no reconocí su voz…tantas horas en silencio… dejé de tocarla y la observé mientras caminaba hacia el baño…. Encendí otro cigarrillo, me acomodé sobre la cama, le di otro par de caladas y de nuevo volvió…me miro fijamente, esbozo otra mueca sonrisa y dijo:

-¿Sabes? , ha estado muy bien esto, otro día lo repetimos, ahora tengo que marchar…

No volvió a decir nada, solo un hasta luego mientras cerraba la puerta….Una doblez de trazo amargo recorrió la boca de mi estómago, luego nada, otro poco mas de nada como de costumbre….un nada que encajada perfectamente en las paredes de aquella habitación olvidada… aunque quizás ese nada no tuviera que ver con la situación, sino con él uno mismo…me vestí y baje de nuevo al bar de la esquina, justo sonaba la canción que no tenia que sonar...

“Estoy en la gloria en los brazos de una mujer, aunque ahora, paso la mayor parte de mis días a solas. Estoy a mil kilómetros, del lugar dónde nací. Pero cuando ella me despierta, me devuelve a casa. Ahora, paso la mayoría de los días como un niño que tiene miedos y la cabeza llena de fantasmas. Sé que no hay nada ahí fuera, pero aun así tengo miedo de encender la luz”
Arms of a woman (En brazos de una mujer) - Amos Lee


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Lamontagneazul

Las palabras son pentimentos que callan su significado clandestino, ocultan como testigo silencioso; deseo, pasión y hastió. Habitan en un espacio libertad donde divagan y se mezclan con una pizca de cordura, y con la locura que destilan todos esos pensamientos inoportunos del espejo de una noche y su montaña azul.

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Andrés Suárez - De ida (2002)

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