Esa lluvia verdugo del silencio, que golpea, doblega, que todo lo
abarca para ganar la batalla jamás perdida… ese destello que recoge la retina sintiéndose
vencida, abocada a amar…
…y todo huele a ti. . . elocuente e implacable golpeo de lluvia que nos
antecede del tiempo hurgando en la inquieta yema del presente...
…y fui transeúnte de tu cuerpo, nómada placer que dejo la huella de la
necesidad, autopista rumbo hacia ningún lugar que te recorrió llenando todos
los huecos que ungió el alma de ti… ignorando la sombra que nunca abrazaste de
mi sentir…
…y se desliza la vida por un húmedo submundo ocre de raíces que cayeron
ignorando; esperar, oportunidad o amar… se apagó la sed intentando ser, sin
oportunidad, sin nacer…. ramas desnudas que jamás supieron ser….
Esa lluvia verdugo de suave golpear… de preludio borracho de vivir, de vencido en contra de mí, de futuro sin pasado…. lluvia de cañones
recortados para soñar de un despertar ficción sin realidad… desordenando formas
de vivir hacia ningún lugar, en el mismo lugar donde empieza el final…
… y cruje sin querer el deseo implacable de ser, la caricia perversa
del tener, el ínfimo roce del estar….
… y la humedad eriza las fronteras sin piel, las sombras sin ser…y cada
pliegue del aire que atesora un aroma invocado…
… y un eterno y diminuto instante congela y exuda la furia de esa lluvia adentrándose en
la mansedumbre del sentir hasta tocar el alma del vivir…
… y la piel se aferra a un vahído intenso… y la vida se indefensa en un temblor agudo… y ningún inconfeso se apiada de ti…
… y la piel se aferra a un vahído intenso… y la vida se indefensa en un temblor agudo… y ningún inconfeso se apiada de ti…
… y se desgranaron por los latentes todos los ungüentos del vivir… malévola inoportunidad que desaforada y silente deja ese poso de falso sentir… escapa de mi….