Long ago and so far away

Hace mucho que aprendí esté truco de desordenar palabras, esparcirlas descolocadas entre andenes sin trenes, entre melodías y descuidos, armadas para hacer un viaje y se pierdan…

Hace mucho que araño sin uñas desvaríos de almohada, lugares donde puedo clavar reservados secretos, lugares sin espacio que van en dirección directa al escudo de esquinas inciertas…

Hace mucho que despeino carretera, amor y vida… Hace mucho que lleno hoyuelos de vida con melodías que cantan lo que mis palabras bailan… Hace mucho que el silencio habla más que mi flequillo y las palabras se volvieron  tomates de  calcetines…

Hace mucho que hay un más allá del mío, un refugio donde poder cerrar los ojos, una maldita manía transformada en dilema, acuñando palabras que son miradas… miradas que no responden a  preguntas entre los dedos….

Hace mucho que deje en la somnolencia las idas y venidas de todos mis delirios….en bostezo con hambre, en sueño sin banquete…. hace mucho que, y hace mucho….

Hace mucho que revuelvo y trafico con cuentos inventados, que descubro e invento olvidos, que encuentro y persigo vacíos, que equivoco verbos con las cosas que no quise decirte y  otras que no salieron…

Hace mucho que doy vueltas contaminando tiempo, que trazo palabras sin plan buscando un formula para escapar de un tiempo sin tiempo…


Hace mucho que el vértigo tiene movimiento... un bemol en la  mirada en los días de lluvia, como un sueño que acaba de llegar.

Poema de Luis García Montero
En los días de lluvia

Sabrás por la presente que empeoré de vida.
Mariano Maresca

Más o menos extraña
la vida fue pasando tibiamente
por tu cuerpo y el mío.

Oigo la lluvia fría amontonarse
sobre las uralitas
y la noche me atrapa
en el sudor eterno de su tranquilidad.
Tal vez
debiera despertarte, hacerte compartir
este presentimiento
de lejana belleza
con el que me confundo apenas un instante
para volver a ti
que te abandonas
a la hermosa presencia
de tu respiración.

Pasan lentos los coches.
Oigo también
tu corazón lejano
pasar de madrugada entre la lluvia
y me asusta la sombra
de tanta intimidad.

Es tarde.
Uno escribe su vida en un poema,
analiza el amor
y se acostumbra
a seguir como está, junto a tu cuerpo
que quizá me recuerde todavía
desnudo entre las sábanas,

o las noches de lluvia nos confirman
que la vida, posiblemente hermosa,
no siempre es un asunto disponible
y que a veces resulta incluso mucha,
temible como ahora,
mientras que tengo miedo de besarte al azar.

Lo sé. Hemos sido extranjeros
hablándonos por señas demasiado cercanas,
ansiosos en las calles
de una nueva ciudad,
esperando tal vez que nos fotografíen
delante de este amor y de sus cicatrices,
eso que confundimos con nuestros sentimientos
o acaso
-en noches de locura-
con una sensación de humedad en los ojos.

Pero en pocas palabras se resumen
casi todos los días,
sus sílabas contadas en mis versos
y la felicidad.
Tibiamente los años
nos descubren
que nada existe ya sin tu sudor y el mío,
que somos todavía demasiado solemnes
cuando nos sorprendemos
temblando de pasión,
llenos de instinto mal disimulado.

Por eso, mientras llueve,
agradezco tu cuerpo entre las sábanas
y esta pasión desierta
de acariciar tus muslos,
más o menos extraños
y hermosos como un sueño
que acaba de llegar.

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Lamontagneazul

Las palabras son pentimentos que callan su significado clandestino, ocultan como testigo silencioso; deseo, pasión y hastió. Habitan en un espacio libertad donde divagan y se mezclan con una pizca de cordura, y con la locura que destilan todos esos pensamientos inoportunos del espejo de una noche y su montaña azul.

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