Siclo

Siento que a veces el tiempo dispara y me quedo estallado en el siento…y  todo es reflejo de un me pierdo…y regreso a esos lugares secretos; de heridas sin censura… de siento sin caricia contigo… de sabe tu olor en ese aroma de para siempre…. de segundos que son años… de faltas sin perderte… de siento y horizonte pequeño… y se me escapa el resto, o corre, o sueña, y echa a volar, y se templan los sueños en una palabra que acaricia el cielo… y no logro despegarme de ese sueño que se escapa...

Siento que a veces el tiempo dispara de madrugada dejando un destello que ilumina esa nada que de algún modo dice todo y dice nada… y es justo en ese instante de luces apagadas cuando abriga al tiempo esa emoción mencionada en un sueño anticipado, ese rastro de melodía olvidada y cansada, ese aroma del primer café en la mañana… esa nada de echar de menos algún modo de todo y nada…

Siento que a veces el tiempo dispara estrellas fugaces que pasan en un anochecer incapaz de ser y abarca todo ese misterio del ser…y el corazón en un cinco por cuatro, y el silencio entre los labios, y toda la oscuridad cohabita en ese ningún lugar de mi existencia que debe mil facturas a la rutina y una a soñar…

Siento que a veces el tiempo dispara… y no soporto ese ruido… y escribo entre estribos y mil adornos de desconfió… y sediento imposibles en una lluvia procedente de nubes utópicas que bailan inflándose sobre el cráter de un volcán en erupción…

Siento que a veces el tiempo dispara y su sinfonía destapa mi fe de certezas, y acaricio esa montaña azul impenetrable con mis yemas silentes de todo su empapado… siento que a veces la vida es; benévola, fantástica, caótica, cálida, lágrima, arrítmica, fatídica, errática, selvática, esdrújula y divina…

Siento que a veces el tiempo dispara y yo quedo preso de un impulso irracional. Un eslabón que nunca he terminado de encontrar….

Siento que a veces el tiempo dispara y el sentir se describe eterno, acumulado en un millón de; gestos, suspiros, movimientos y otro millón de palabras ausentes de la memoria… sentimientos del miento que perfora el pensamiento ecléctico del siento…

Siento que a veces el tiempo dispara y deambulo por un esquizofrénico terciopelo de versos de nada… y convierto toda esa alteración alucinada y perdida de realidad en verbo… y lanzo sin viento ese millón de sensaciones hambrientas que sedientas de pasión desembocan en la ancestral sensación de la palabra… palabras con resaca de tentaciones descritas y silencios callados que argumentan cada rincón de esta nada…

Siento que a veces el tiempo dispara… y todo comienza con  lo imprescindible y perpetuo… y lanzo un siclo… cara o cruz... o nada…

Nada. Que no se puede decir nada. JAIME SABINES

Nada. Que no se puede decir nada.
Déjenme hablar ahora; no es posible.
Quiero decir que eso, que lo otro, que todo
aquí me tiene muerto, medio muerto, llorando.
Porque nos pasa a veces, nos sucede que el mundo
-no sólo el mundo- se complica, se amarga,
se vuelve de repente un niño sin cabeza,
idiota, idiota, idiota.
Y el café ya no sirve, ni el cigarro,
ni hablar de soledad, de insomnio, de locura,
ni el lamentar a voces el corazón de rana que uno tiene
          en el pecho,
ni el sollozar tan largo que nadie nos escuche.
Es cierto que la paz, que el equilibrio,
que el cielo puro y tonto,
es cierto, es cierto.
Pero si soy este que soy, ¿qué queda?
No es que alguna mujer –puede que sea-
Nos haga falta ahora.
(Una mujer. Quién sabe. A veces nos ocurre
pensar que estamos solos.)
Es que el día renace,
es que la noche sobrevive.
Es que mis ojos, lejos, en un frasco
-peces de luz entonces, devorando.
Hay muchas cosas que no alcanzo.
El frío. ¿Pero qué cosa alcanzo?
No miro ya. No toco. No he llorado.
Mentira que yo llore. No es posible.
No se puede decir nada ni tanto.
El frío. El frío parece, sí,
una viuda llorando


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Lamontagneazul

Las palabras son pentimentos que callan su significado clandestino, ocultan como testigo silencioso; deseo, pasión y hastió. Habitan en un espacio libertad donde divagan y se mezclan con una pizca de cordura, y con la locura que destilan todos esos pensamientos inoportunos del espejo de una noche y su montaña azul.

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