Perversiones Catastróficas Ilegales

Hablando con las fieras del Zoo, 

sólo yo hablo ellas suelen mirar.
A veces me quedo quieto en mis zapatos.

A noche un perro ladraba a las paredes y soñé despierto contigo, te besaba melodía lenta y mi mano apoyada en tu ombligo… y debería olvidar todas esas palabras profundas en las que podría dibujarme y teñirme de colores atrevidos y decir;

… que a mordiscos en poco a poco te arrancaría cada pespunte de las telas que te cubren, que mis costillas merecen mucho mas que tu espalda, que prefiero mi ombligo arqueado ante tu cuerpo, que mi deseo dicta que no sea mi g el único punto que pongamos a nuestra historia, que los únicos puntos suspensivos que dejemos en nuestra historia sean los de tus medias rendidas a la evidencia…

…que toda mi sed quiere saciarse con humedad de tus labios, con la de tu vértice mas intimo, con la de tu ser mas infinito… que la insolencia de mi imaginar desea atarte a mi deseo… que mi cadera requiere la negrita de tu orgasmo… que mis suspiros nacen ahogados en saliva por tu cuerpo, que mi imaginar es adicto al desboque de tu ser…. que es complicado retenerte en mi mente sin que se me escapen los latidos y vayan corriendo-se a buscarte…

…que bla bla bla bla…y bla bla…. las perversiones de mi mente terminaran por dejar intuir los rotos de mi pantalón… porque ya lo dice ese dicho tan así…. un “noseque” vale más que mil palabras.

Destruye, destruye, destruye,
destruye, destruye, destruye.