Mojado por la lluvia

Ella llego con una invitación para un millón de bailes, acaricio mi inconsciencia con una extraña lenta avidez y de mis poros emanaron mil antojos a su ser…

Ella llego con sonrisa ardiendo, y yo conduje a través del fuego sedando cada uno de mis sentidos en mil caricias prisioneras a su piel…

Ella llego vuelo y promesa, y sus palabras se convirtieron en exploradoras de todos y cada uno de mis escalofríos…

Ella llego llenando; silencios de besos, piel de susurros, vida de otros excesos…

Ella llego como pasión prohibida llenando vida de un preludio trémulo para mil deseos y un amar…. hostigo sin remordimiento todo mi irracional, se atrinchero en mi racional, y las ansias no saciadas a su ser pasaron a ser un rugido diario a todos los sentidos….

Ella llego desnuda de cuerpo a mi ser… y habito todos los instantes etéreos de mi ser... como un duelo a la carne donde yacer… y las flores a su alrededor no dejaban de florecer….

Ella llego ligeramente azul, ligeramente verde, ligeramente amarilla, ligeramente pasión…

Ella llego del jardín de la casa sin tejado y me dijo:

.- “No me mires o empezarás a envejecer”.
.- “amo a la gente, pero no puedo amarte a ti”.
.- “Estarás bien”

, y desapareció sin más.


… y ella llego derramando ser amada,  vertiendo deseo y pasión…. y mis manos quedaron presas en mil senderos de su piel… y mi razón famélica fue ígnea azotada a su ser… y la calma no era más que perturbar la sinrazón exacta donde ardían mil deseos a su ser…

… y ella llego como marea salada arrastrando mi cuerpo una y otra vez por la corriente de sus deseos… ella llego anclando todos mis besos a su orilla…

… y ella llego silenciosa y yo quede colgado a su piel, escurriéndome en la caída de su espalda, buscando el delirio del manantial de su sed…

… y ella llego subliminal y mis sentidos se sublimaron:

y las caricias erizaron el rastro de la lascivia,
y respirar era habitar en sus labios,
y el celo un aroma de su pasión,
y la sensualidad de su abrazo era tormenta de placer,
y la vida se dibujaba agónica a su tacto,
y la fiebre era un enclavado a sus sabanas,
y la censura era brotar en sus rincones,
y el sentir era premura para amar sus dulces convulsiones,
y el universo era noche estrellada en su piel amada,
y las palabras que no hablaban eran delirios derramándose en el abismo de sus gemidos…

y respire….

… y ella llego y perdí la razón que me muerde el corazón. Me puso plomo en los pies y ahora todo está al revés, las estrellas en el suelo y sus huellas en el viento…  y ella llego solo para ser la asesina de mi sinrazón


  [Si desestimas mi presencia pero reconoces la voz de las orillas, como un vuelo en el ala de la nieve, te diré desde ese millón de años que he cumplido, serás el amo, el rey, hasta el bufón.
Y mi desnudez ahí junto al lobo solitario, entre mis pliegues comprenderé tu nombre de marfil, tu manera de apurar las miradas, tu manera de cerrar puertas, de fumar en las veladas del duelo, pero audible otra vez cuando me nombres en un trance o un desliz, tu esclavitud apelará a las cenizas y a las flores, al paisaje del horror, del amor para siempre, tu esclavitud gritando con sordina... Y en el baile de la rendición todo el anhelo, la delicia de protegerme otra vez será real porque estaremos aún mojados por la lluvia y la unión de tus ojos y mis ojos será fatal y perfecta.]

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Lamontagneazul

Las palabras son pentimentos que callan su significado clandestino, ocultan como testigo silencioso; deseo, pasión y hastió. Habitan en un espacio libertad donde divagan y se mezclan con una pizca de cordura, y con la locura que destilan todos esos pensamientos inoportunos del espejo de una noche y su montaña azul.
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Andrés Suárez - De ida (2002)

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