Érase una vez todo lo que nos hace incoherentes, todo eso que vale la
pena, el empuje a conjugar y de un plumazo adiós principios…
Érase una vez el suicidio de vivir, no deja de ser una paradoja puntal
a lo extremo de la creación con un final fechado a vivir…
Érase una vez todo lo bello que en realidad es nada, depende del
principio de quien lo mira…
y lo bello muchas veces tan solo es aquello que somos capaces de admirar,
soportar… o incluso el principio de lo terrible, lo que somos capaces de
admirar serenamente antes de ese desdeño a destrozarnos...
Érase una vez el fruto subjetivo de las emociones, el arriesgo de todo
para nada, el sentir…. no existe el mañana en un sentimiento, tan solo es
un instante a crear sin conjugación de futuros ni esperanzas… ni tal vez…ni
quizás… una mera tentación a nada cargada de todo…
Érase una vez ese salto cuántico donde somos capaces de discernir entre emoción
y sentimiento… sentir como fruto de una emoción que se puede
aprender, razonar, olvidar… sentir en
abundante necesidad sin necesitar acaparar, sentir sin miedo a no tener, sentir
en su suicida simpleza y que ese sentimiento nos navegue a la acción de su pensamiento…"cuidado
con lo que sientes"….
Érase una vez todo lo inédito del sentir que aún estoy por poseer, el
tintero por describir de todo eso a sentir…. érase una vez lo que era y ya no
es, lo quise ser y ya se fue, lo que aún
no logre… y aunque aún no lograra ese tan poético “te echo de menos” ojala érase
una vez, …
Érase una vez todo aquello con lo
que perdimos sintonía, aquello sin necesidad de retener, aquello que su final
fue el principio de algo que siempre nos seduce más… Érase una vez el tintero
por escribir de un héroe con cuento a recuperar … No te entretengo, me sedujo
tanto la melodía que bailo la calma que deja su silencio… dejo en silencio el
azul como cuatrocientas doceavas partes indivisas, como anacrusa a retroceder hasta
que tinten la melodía…